Democracia y Justicia

¿Qué es la solidaridad y cuán fuerte es en Europa?

A menudo se considera que una sociedad estable está fundada sobre la base de la "solidaridad". Pero al mismo tiempo, siempre se habla de una crisis de la solidaridad en el debate público. Entonces, ¿qué es la solidaridad y en qué estado se encuentra?

by Franziska Otto

¿Qué significa el término solidaridad?

El significado original de la palabra "solidaridad" es "unión". La solidaridad significa que las personas se ayudan y apoyan mutuamente. Puede ser un acto simbólico voluntario (por ejemplo, la participación en manifestaciones contra la guerra de Ucrania) o ayuda material (por ejemplo, donaciones tras una catástrofe por inundaciones). No obstante, en el ámbito académico no existe una concepción universal de la solidaridad.

La solidaridad la necesitan sobre todo las personas que tienen que luchar por sus derechos. Solas, a menudo no tienen los medios para defender sus intereses frente a la sociedad mayoritaria. Las personas necesitadas pueden recibir ayuda de quienes gozan de una situación más favorable. Cuando se satisfacen sus necesidades, quienes antes estaban necesitados pueden devolver el acto de solidaridad hacia los demás.

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¿De dónde viene el concepto de solidaridad?

El origen de la palabra solidaridad se encuentra en el derecho de las obligaciones. En el Imperio Romano, las personas endeudadas podían contar con la ayuda de otras personas. Los miembros de la familia debían pagar la totalidad de la deuda y el conjunto debía pagar la deuda del individuo.

En el famoso lema de la Revolución Francesa, "Liberté, Égalité, Fraternité" (Libertad, Igualdad, Fraternidad), la hermandad representa la solidaridad.

Con la industrialización de finales del siglo XVIII y principios del XIX, la "solidaridad" también halló su camino en la acción política. En aquella época, gran parte del campesinado abandonaba sus pueblos para buscar trabajo en las ciudades. Mientras que en su comunidad de origen todos se conocían, de repente se enfrentaban a la pobreza y la soledad. Las condiciones no solo eran difíciles para los campesinos, también los trabajadores de las ciudades tenían muchos problemas. Sus condiciones de trabajo eran a menudo muy malas y su salario no daba para vivir. Obreros y campesinos se dieron cuenta de que tenían los mismos problemas y objetivos y se unieron en solidaridad. Juntos lucharon para mejorar las condiciones de trabajo y de vida.

Hoy en día, nuestra idea de solidaridad ha cambiado. Por ejemplo, está en la base de nuestra seguridad social obligatoria, y los políticos suelen aludir a ella cuando quieren preparar a la ciudadanía para futuras obligaciones o cargas.

¿En qué ámbitos de la vida es más importante la solidaridad?

La solidaridad está presente en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, y ninguna parte es realmente más importante que otra.

Para muchas personas, la palabra "solidaridad" evoca grandes cosas y acciones. En nuestro Estado del bienestar, por ejemplo, muchas instituciones se basan en la idea de solidaridad, como el seguro de enfermedad o el de desempleo. La idea es que todo el mundo aporta a un fondo y ese dinero se distribuye de forma equitativa entre quienes lo necesitan porque han perdido su trabajo o han caído enfermos.

Pero la solidaridad también existe a menor escala, por ejemplo cuando los

vecinos de un pueblo llevan a sus ancianos a citas importantes a la ciudad porque no hay autobús.

Algunos ejemplos de solidaridad

La pandemia del coronavirus

La pandemia de COVID-19 demostró que la solidaridad es un recurso limitado. Cuando se produjeron las primeras restricciones a la vida y empezó el confinamiento, la solidaridad aún era fuerte. La gente se ofrecía a ir a comprar para que sus vecinos ancianos o enfermos no tuvieran que exponerse al riesgo del virus. Por la noche, muchas personas se asomaban a sus ventanas o balcones para aplaudir al personal sanitario que atendía a los enfermos. Se cosían mascarillas y se distribuían entre la comunidad. Incluso un estudio realizado por la Bertelsmann Foundation [Fundación Bertelsmann] muestra que los ciudadanos encuestados en el verano de 2020 tenían una impresión mucho más positiva de la solidaridad de sus conciudadanos que en años anteriores.

Sin embargo, el estudio también muestra que tras dos años este efecto se ha convertido en lo contrario. La calidad de la interacción social se ha resentido y, especialmente, las personas con menores ingresos perciben menos solidaridad.

Solidarnosc en Polonia

Los movimientos de solidaridad pueden generar grandes cambios en la sociedad. Un ejemplo importante es el movimiento polaco Solidaridad, que provocó un giro político en el país.

Fundado originalmente como una coalición de trabajadores de los astilleros, luchó, entre otras cosas, por la mejora de los salarios. En septiembre de 1980 se convirtió oficialmente en la organización Solidarnosc, cuyo objetivo era preservar la unidad del movimiento obrero. Rápidamente se convirtió en el mayor sindicato no gubernamental del país, que representaba a todas las capas de la sociedad polaca. Juntos querían conseguir reformas dentro del sistema existente.

En 1981 Solidarnosc fue prohibida y 10.000 miembros fueron detenidos. Tras largas oleadas de huelgas en 1988 y negociaciones, el sindicato volvió a registrarse en 1989. Ese mismo año ganaron las elecciones parlamentarias y el primer gobierno no comunista del país. Esto inició un cambio completo de régimen en Polonia y generó un gran revuelo en otros países del Bloque del Este. A Solidarnosc se le atribuye una influencia decisiva en el fin de los regímenes comunistas.

Solidaridad en Europa y en el mundo

La solidaridad constituye uno de los principios fundamentales de la Unión Europea. En el preámbulo del Tratado de la Unión Europea ya se habla de la "voluntad de profundizar la solidaridad entre sus pueblos, respetando su historia, su cultura y sus tradiciones". También se refleja en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. El capítulo IV se titula "Solidaridad", y los artículos 27 a 38 garantizan, entre otras cosas, el derecho a la negociación colectiva y la protección contra el despido injustificado. Incluso el mecanismo de financiación de la UE puede considerarse solidario. Los países más grandes aportan más dinero al sistema para que los Estados económicamente más débiles reciban ayuda a través de proyectos de financiación. En caso de amenazas a la seguridad o catástrofes, se supone que debe haber solidaridad dentro de Europa.

Sin embargo, en los últimos años se ha denunciado en muchas ocasiones una crisis de solidaridad en Europa. En parte, está relacionado con la crisis de los refugiados en 2015, cuando algunos Estados miembros pusieron sus propios intereses por encima de los de los demás. En septiembre de 2015, países como Hungría, Eslovenia, Austria y Croacia cerraron total o parcialmente sus fronteras, dejando a sus vecinos solos con el gran número de refugiados. También fracasó la decisión de reubicar a los refugiados de Italia y Grecia en otros Estados de la UE, a pesar de que había sido acordada.

E incluso las subvenciones, que en realidad se conceden con la idea de que los más fuertes apoyen a los más débiles, no siempre se utilizan con este fin. En Hungría, el primer ministro Viktor Orbán utiliza estos fondos más bien para enriquecer a sus amigos. Por ello, ahora Hungría podría recibir menos fondos.

Ahora bien, ¿qué aspecto tiene la solidaridad a nivel mundial? Una vez más, los Estados se apresuran a anunciar actos de solidaridad o a llamar a la solidaridad. Un ejemplo es la pandemia de COVID-19. Para hacer frente al virus lo antes posible, se instó a una estrecha cooperación de la comunidad de Estados. Sin embargo, en realidad, muchos países, especialmente los ricos, recurrieron a una solución de "cada Estado por su lado". Esto fue especialmente evidente en la distribución de las importantes vacunas. Como los países occidentales tenían más recursos financieros, compraron las existencias de las vacunas en el mercado mundial, lo que significaba que los países más pobres se quedaban sin nada. Aunque se creó un programa llamado Covax para distribuir vacunas en todo el mundo, en repetidas ocasiones ocurrió que las vacunas donadas por los países industrializados ya no eran utilizables.

¿Hay países más solidarios que otros?

La calidad de la solidaridad y de la acción solidaria no se puede medir. Por eso resulta difícil decir si un país es más solidario que otro o si la solidaridad funciona mejor en determinadas partes del mundo.

Además, la solidaridad puede adoptar formas muy distintas. Un ejemplo de ello es la situación del sistema de salud de Estados Unidos. En Estados Unidos el sistema de salud no tiene nada que ver con el de Alemania. Las facturas médicas suelen ser extremadamente elevadas y los tratamientos médicos no están al alcance de todo el mundo. Sin embargo, frecuentemente escuchamos de grandes campañas en las que barrios, amigos y familias se unen para recaudar dinero. Aunque esto pueda parecer extraño desde una perspectiva alemana, demuestra que no hay una sola manera de actuar de forma solidaria.

¿Tiene futuro la solidaridad? ¿Qué podemos hacer?

Lo más probable es que la solidaridad siempre se produzca en oleadas. Habrá momentos en los que necesitemos más solidaridad y otros en los que la gente mire primero por sí misma.

Ciertamente, la sociedad puede cambiar como resultado de la creciente individualización. Desde hace tiempo, el debate público proclama la ruptura de la sociedad o el fin de la solidaridad. Pero en realidad, el nivel de cohesión social percibido apenas ha cambiado entre 1990 y 2020.


Sin embargo, todos y especialmente los políticos podemos hacer algo para reforzar la solidaridad. Tenemos que propiciar un entorno capaz de contrarrestar el cansancio y la frustración. Para ello, la transparencia es crucial, por ejemplo, para que la gente compruebe que realmente se ha hecho algo bueno con sus donaciones y que el dinero no se pierde por ahí. Especialmente en tiempos de crisis, es difícil actuar con previsión, pues la situación puede cambiar constantemente. Por ello, los errores y equivocaciones deben comunicarse con franqueza y así lograr que la sociedad comprenda mejor ciertas decisiones, lo que a su vez puede repercutir en la aceptación de cambios o recortes temporales.

Pero no siempre es necesario pensar a tan gran escala. Todos podemos ser solidarios también en nuestra vida cotidiana. Podemos participar en protestas y demostrar a quienes afrontan una crisis que no están solos. Si es posible, podemos donar dinero para apoyar acciones en las que creemos. O acompañar a nuestros amigos cuando atraviesan un momento difícil. La solidaridad no tiene por qué ser grandiosa ni complicada.

Créditos de imagen: Nathan Anderson, Joel Muniz /Unsplash

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