Tecnología y Derechos

¿Por qué son tóxicas las redes sociales? ¿Cómo abordarlas adecuadamente?

​Las redes sociales se han convertido en una parte inherente de nuestras vidas. Pero es importante ser conscientes de que pueden ser adictivas, y saber cómo abordarlo. Pero, ¿por qué son tan tóxicas?

by LibertiesEU
Toxic lowres

Pete Cashmore, director ejecutivo de la agencia de noticias en línea Mashable, señaló en una ocasión: "La privacidad ha muerto, y todo apunta a que han sido las redes sociales". Aunque hay otras razones que explican el declive de la privacidad, y podríamos argumentar que aún no es demasiado tarde para salvarla, Cashmore tenía razón. Por su naturaleza, las redes sociales animan a la gente a compartir sus datos. Son adictivas y pueden ser tóxicas. Además, están perjudicando nuestra democracia y los derechos fundamentales. Por ello, tenemos que saber cómo revertir sus aspectos negativos.

Cómo empezó todo

Las redes sociales tuvieron unos comienzos humildes. El fenómeno tiene menos de veinte años. MySpace fue la primera red social a gran escala que alcanzó un millón de usuarios en 2004. Servía para conectar a personas y compartir fotos. Pero si pasamos directamente a 2019: Facebook ya contaba con 2.400 millones de usuarios, mientras que YouTube tiene más de mil millones. Estos gigantes de las redes sociales alojan toda una srie de cosas. Facebook está preparando su propio servicio de noticias. Google está trabajando sobre coches automatizados. TikTok, con su formato de vídeo corto, es especialmente popular entre la gente joven, y sumaba una media de 20 millones de usuarios más al mes entre 2016 y 2018. Pero es probable que siga expandiéndose y ofrezca otros servicios en el futuro. Es decir: el mundo se ha obsesionado con las redes sociales. Todas ellas obtienen la mayor parte de sus ganancias a través de la publicidad.

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Lo interesante es lo mucho que ha cambiado el panorama de las redes sociales desde sus inicios. MySpace, que en su día era el líder, ha desaparecido. Twitter, con su formato de microblogging, antes no permitía vídeos, pero actualmente, según todos los indicadores, el contenido que mejor funciona en su plataforma incluye vídeos e imágenes. Facebook, aunque es la red social más popular, no lo es tanto entre los jóvenes, que prefieren Snapchat o Instagram y en general perciben que Facebook es para gente mayor.


En el caso de Snapchat e Instagram, la "escala de edad" es muy pronunciada: la popularidad de estas plataformas cae en picado con la edad. La mayoría de los menores de 25 años utilizan Snapchat (73%), mientras que solo el 3% de los mayores de 65 años.

Entonces, ¿por qué son tóxicas?

El aumento del uso de las redes sociales en la última década se ha correspondido, por supuesto, con el enorme aumento de la cantidad de tiempo que la gente pasa en línea, especialmente los jóvenes. En la UE, el tiempo que pasa la gente joven en línea se ha duplicado en el año 2020 en comparación con diez años antes, y se sitúa entre dos y tres horas y media al día.

Esto es importante, pues significa que los jóvenes viven cada vez más su vida en línea. Se conectan con amigos o familiares, buscan información, pero también son objeto de acoso o de difusión de rumores y generan opiniones sobre la vida de los demás que no están apegadas a la realidad. Un estudio de Pew revela que los jóvenes perciben tanto lo negativo como lo positivo de las redes sociales.

Pero más allá de considerar que las redes sociales sean positivas o negativas, lo que sí es cierto es que hacen que la gente se pelee por acumular visitas, aplausos, me gusta o elogios. Esto afecta tanto a las generaciones más jóvenes como a las mayores.

La constante búsqueda de reconocimiento y atención puede tener efectos perjudiciales en nuestras vidas y hacernos daño o necesitados de más atención. La historia de una ‘mamá bloguera’ que sintió la obligación de defender a su hijo porque las fotos que compartía de él en Instagram no generaban muchas reacciones es un ejemplo trágico.

Varios estudios han demostrado que un uso intensivo de las redes sociales aumenta la probabilidad de sentir ansiedad, depresión o soledad. Incluso se ha demostrado que aumenta el riesgo de autolesión y suicidio.

¿Se trata de dinero?

Las plataformas de redes sociales ganan mucho dinero a través de la publicidad. El concepto de vender publicidad ofreciendo un servicio gratuito no es nuevo; la televisión, los periódicos y las empresas de comunicación lo han hecho mucho antes de que existieran las redes sociales.

El último episodio de tu programa favorito de la tele no está hecho estrictamente para complacerte. Está hecho pensando en las pausas publicitarias, de modo que tus 30 minutos de placer se intercalan con 2 o 3 pausas de unos minutos de publicidad.

Las redes sociales funcionan de forma muy parecida. Tratan de que te mantengas en su plataforma el mayor tiempo posiblem, generando la ilusión de que estás disfrutando de un servicio gratuito. Así es más probable que pinches en la publicidad de las barras laterales. Facebook calcula que cada usuario de su plataforma genera más de 8 dólares de ingresos al año. Eso es mucho dinero.

Una de las formas de conseguirlo es llenar tu feed con ciberanzuelos y cosas que te llamen la atención. Y ahí radica una de las grandes trampas. Los algoritmos que subyacen nuestras redes sociales favorecen lo sensacional, lo más impactante y las noticias más dañinas. Por eso los clips de contenido terrorista dan la vuelta al mundo tan rápidamente. De esta forma se difunden las teorías conspirativas de los sectores antivacunas. Así ganan espacio los extremistas. Y así es como las plataformas de redes sociales como Facebook ganan dinero con contenidos que generan fracturas y divisiones, son incorrectos y perjudiciales para nuestras democracias.

"Mis datos son míos". ¿De verdad?

Pero los problemas que generan las redes sociales son aún más profundos.

¿Ha oído hablar de Cambridge Analytica? Esta desconocida empresa británica de inteligencia política, que se vio envuelta en un escándalo en 2018, cuando salió a la luz que había estado utilizando los datos personales de gente que adquiría través de Facebook para sus operaciones políticas.

La empresa se hizo con los datos de todas las personas que habían participado en un "juego digital" que se jugaba en Facebook y que había sido desarrollado por un tercero, además de todos los datos de los amigos de esas personas. Para participar en el juego, el usuario debía dar permiso de que se compartieran sus datos y los de sus amigos. Pero nadie de los que participaban en el juego había oído hablar de Cambridge Analytica, y sin saberlo, sus datos estaban siendo utilizados para planificar una campaña política. Cambridge Analaytica acababa de recibir los datos de 87 millones de personas mediante el diseño de un simple juego digital y utilizó esos posteriormente para enviar publicidad política a través de técnicas de micro focalización.

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Facebook declaró que estaba indignado. La gente todavía más. Pero lo cierto, es que el gigante de las redes sociales llevaba años haciéndolo. Los datos personales son su moneda. Cuando le pillaron, tuvo que hacerse el escandalizado.

Lo que reveló este episodio fue que, por el mero hecho de estar en las redes sociales, uno puede estar compartiendo enormes cantidades de datos sobre sí mismo y sus amigos, y probablemente los amigos de sus amigos, con decenas, cientos o incluso miles de empresas sin saberlo.

Algunos escépticos podrían replicar diciendo que no tienen nada que ocultar, por lo que no ven el daño. Puede que sea así. Pero nuestro sistema democrático no puede funcionar correctamente si tus datos no son privados. No se trata únicamente de anuncios manipuladores dirigidos a que pinchemos de forma individual en "x" botón. La investigación demuestra que la gente debate menos en línea temas que cree que pueden ser controvertidos cuando son conscientes de que están siendo rastreados. Y, sin debate público, no hay democracia.

¿Cómo puedo protegerme de sus efectos tóxicos?

Puedes apagar tu teléfono móvil o establecer un límite de tiempo de uso de las redes sociales. Esto simplemente evitará que utilices estas plataformas. Por supuesto, no es tan fácil, ya que todo el mundo está conectado, también nuestros amigos y familiares, con los que nos gustaría mantener el contacto.

Por ello, deberíamos estar más "alfabetizados" sobre cómo funciona la información que leemos en línea. Por ejemplo, deberíamos comprobar siempre la fuente o el perfil de la persona que comparte una publicación sospechosa. Asimismo, debemos consultar una amplia gama de fuentes, y no limitarnos. Compartir algo sin leerlo es un error.

¿Está en peligro la democracia?

Estados y organizaciones con malas intenciones a lo largo y ancho del mundo descubrieron hace tiempo el potencial de las redes sociales para sus actividades. Algunas entidades se dieron cuenta de que podían hacer llegar sus anuncios a millones de personas y no tener que rendir cuentas por ello. Esto significa que países como Rusia pueden encontrar la forma de apoyar causas o partidos que debiliten nuestra democracia o provoquen inestabilidad. La inteligencia rusa pudo financiar impunemente campañas en línea durante el referéndum del Brexit para desestabilizar al Reino Unido y a la UE.

Las redes sociales son tóxicas no solo porqueestán diseñadas para ser adictivas, sino también porque difunden desinformación y tratan de captar la atención de los usuarios a a través de noticias falsas más que de noticias "reales" verificadas. Como consecuencia, la desinformación se difunde más rápidamente y llega a un público más amplio. Esto genera un efecto tóxico sobre la confianza de la sociedad en instituciones democráticas, como las elecciones, los gobiernos o cualquier servicio público.

Es decir, simplemente explotando los vacíos legales de las redes sociales actuales, se podría desestabilizar y socavar nuestra democracia.

Por el momento, no existe un sistema de transparencia a nivel europeo que garantice una verificación de la identidad y credenciales de quienes publican anuncios, como se hace en las formas de publicidad más antiguas. Esto significa que nuestros datos pueden acabar en todo tipo de manos, sin que podamos hacer mucho al respecto.

Esto no es suficiente. Nos merecemos algo mejor.

¿Existe una solución general al problema?

Legisladores y organizaciones de derechos humanos llevan tiempo presionando a las plataformas de redes sociales para que cambien y mejoren sus aplicaciones con el fin de proteger a la sociedad de contenidos dañinos, como la desinformación maliciosa. La UE está dispuesta a regular Facebook o Google para proteger la privacidad de las personas y evitar que los europeos sean objeto de una vigilancia constante con fines comerciales o que se difundan noticias falsas que desestabilicen las democracias. Los debates siguen en curso, en algunos casos hay buenos avances, en otros, estos cambios ponen sobre la mesa nuevos problemas.

Zuck

Es preciso que la UE cree un sistema que obligue a todas las entidades que quieran publicar un anuncio político en línea dentro de la Unión a que se registren y garanticen que son responsables de la información que publican. Asimismo, es preciso saber a quién están dirigidos estos anuncios. Es por el bien de nuestra democracia. También proponemos otra gran solución: "La UE tiene que garantizar que se cumplan las normas de protección de datos realmente. Estas nos protegen de algunas de las herramientas más dañinas y manipuladoras como la micro focalización".

La UE debe obligar a las empresas de redes sociales a que sean transparentes respecto a los algoritmos que utilizan y cómo deciden quién ve qué contenido. De la misma forma que inspeccionamos los alimentos y los coches para asegurarnos de que son seguros para nuestra salud, debemos inspeccionar los algoritmos para asegurarnos de que son seguros para nuestra democracia.

Y, por último, es preciso encontrar formas para que la gente pase menos tiempo en las redes sociales y más en el mundo real. Hay pruebas suficientes de que son tóxicas de muchas formas. No demos más oxígeno a sus efectos negativos.


Preguntas frecuentes

  • ¿Por qué son tan tóxicas las redes sociales?

Las redes sociales son tóxicas porque están diseñadas para ser adictivas. Asimismo, a menudo se dice que son tóxicas porque difunden desinformación y animan más a sus usuarios a que se involucren en acciones relacionadas con noticias falsas que con noticias "reales" verificadas.

  • ¿Cómo protegerse de sus efectos tóxicos?

Deberíamos estar más "alfabetizados" sobre cómo funciona la información que leemos en línea. Compartir algo sin leerlo es un error.

  • ¿Cuáles son los escenarios futuros posibles?

Los legisladores y las organizaciones de derechos humanos llevan tiempo presionando a las plataformas de las redes sociales para que cambien y mejoren.


Créditos de las fotos

Pexel - Pixabay

Unsplash

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