La UE acordó el 21 de junio crear una nueva agencia de vigilancia fronteriza y costera, una vez eliminado del proyecto original un controvertido artículo sobre el "derecho a intervenir" que habría permitido a la nueva agencia desplegar sus fuerzas en un país de la UE sin su consentimiento. La versión final permite a los Estados poner controles fronterizos interiores al espacio Schengen solo en último recurso. Este plan responde a los temores a una migración incontrolada. Para el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, proteger las fronteras europeas es "una misión común de solidaridad".