Discriminatorio, absurdo, cruel, peligroso, arbitrario, vergonzoso: el "veto a los musulmanes" de Trump, un decreto ejecutivo que prohíbe la entrada en Estados Unidos a todos los nacionales de siete países con mayoría musulmana (Yemen, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria e Irak) constituye toda una bofetada del nuevo presidente de Estados Unidos a la dignidad humana y al ideal democrático.

La Liga belga de Derechos Humanos y la Asociación Europea de Derechos Humanos (LDH y AEDH, respectivamente, por sus siglas en francés) advierten que muy probablemente estos decretos contra la inmigración tengan graves consecuencias para personas de nacionalidad belga y europea, puesto que muchos de nuestros conciudadanos con doble nacionalidad (belga y de alguno de los siete países mencionados) no podrán entrar en Estados Unidos a raíz del decreto de Trump.

'Estás despedida'

Cuando estas personas tienen un permiso de residencia o un visado en vigor, la situación es intolerable. En este sentido, la LDH recibe con entusiasmo la respuesta del Primer Ministro belga, que dejó claro, en nombre de Bélgica, que no estaba de acuerdo con esta legislación inicua.

En un momento en el que se ha hecho de la comunidad musulmana el chivo expiatorio de los partidos políticos de extrema derecha, la indignación pública, las protestas y las acciones legales que siguieron a la decisión de Trump resultan muy reconfortantes.

Incluso Sally Yates, fiscal general en funciones, indicó a los abogados del Ministerio de Justicia que no defendieran el decreto ejecutivo de Trump, considerándolo ilegal. La reacción no se hizo esperar: Trump despidió de inmediato a Sally Yates.

Esta decisión no resulta nada tranquilizadora y debemos tomar medidas para dejar claro que rechazamos este tipo de políticas islamófobas y xenófobas. Debe redoblarse la lucha contra ellas.

'Veto a Trump'

El primer paso, de carácter simbólico, pero también concreto, sería responder al veto a los musulmanes con un "veto a Trump". Así lo hizo Pakistán, cancelando la invitación que le habían hecho llegar. Lo mismo hizo el Partido Laborista de Reino Unido, que pidió a la Primera Ministra, Theresa May, que cancelara la invitación a Trump a una visita oficial.

Ahora la LDH solicita al gobierno belga que se niegue a invitar al Presidente Trump a ningún debate bilateral y que le deniegue la entrada a territorio belga, aun cuando le invite una ONG con sede en el país, mientras los decretos contra la inmigración sigan en vigor.

La LDH y la AEDH creen que Europa debe reaccionar con aún mayor firmeza, puesto que Trump está utilizando de la forma más indigna los ataques que azotaron recientemente Europa para justificar sus políticas.

Aunque a Europa y a Bélgica se les reprocha sus políticas migratorias, contrarias a los derechos de los inmigrantes y de los refugiados, no obstante, debemos recordar que, cuando se sobrepasan determinados límites, el país que ha cruzado esos límites no merece el nombre de democracia.