Los pasados 7-10 de mayo, el Tribunal de la Mujer en Sarajevo reunió a unas 500 mujeres de Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Macedonia, Montenegro, Eslovenia y Serbia para compartir sus historias personales acerca de lo que ocurrió durante y después de las guerras de los Balcanes en los años 90, y cómo este periodo afectó y sigue afectando a sus vidas.
"¡Soy una heroína!", dijo una de las mujeres más jóvenes que ofrecieron su testimonio. En aquel tiempo sobrevivió a un largo período de violencia sexual, violación y tortura como adolescente en uno de los campos de violación, a un matrimonio más o menos violento, al divorcio, para emprender con posterioridad una nueva vida.
Valor
Lo más impresionante del Tribunal de la Mujer fue que las mujeres supervivientes y sus testimonios ocuparon un lugar central del mismo. Ellas eran los sujetos, haciendo suyo el espacio y sus propias historias. El resto de nosotros sólo escuchaba, mostrándoles nuestra solidaridad y aplaudiendo su valor.
"Al final tuve que tomar partido. Terminé pensando en términos de nosotros y ellos", dijo una mujer. Pero también hubo muchas historias de resistencia y humanidad, de vecinos que se ayudan entre sí a pesar de los riesgos que corrían, de extraños que ayudan a extraños.
Después de que hablaran todos los grupos de testigos, algunos denominados testigos-expertos -académicos, activistas y otros-, compartieron un análisis del telón de fondo de las guerras y acontecimientos de aquel período, ofreciendo un marco para las historias individuales.
La impunidad sigue siendo generalizada
Por ejemplo, resulta obvio cómo se cimentaron las estructuras de género. Casi ninguno de los hombres que aparecen en las historias de las mujeres pudo sobrevivir. Los niños y su supervivencia (así como su salud física y mental) pasaron a ser responsabilidad de las mujeres, ya fuera porque las mujeres y los hombres fueron separados, o porque las mujeres decidieron asumir ellas mismas esas responsabilidades.
Asimismo, la impunidad sigue siendo generalizada. Varias mujeres declararon que sus agresores siguen en libertad y caminan por las calles de sus ciudades de origen, y algunos ocupan incluso puestos de responsabilidad política. Al Tribunal de mujeres asistieron Jelena Causevic y Gordan Bosanac, del Centro de Estudios para la Paz. En su nombre expresaron su pleno apoyo a las decisiones y recomendaciones de esta institución.