Tecnología y Derechos

Módulos de respeto: una cárcel donde los presos tienen las llaves

Tras dos años experimentando en Francia y 10 en España, ¿cuáles son los resultados de la implementación de los Módulos de Respeto españoles, donde los internos reciben más libertad a cambio de mejor comportamiento?

by Malika Bêche-Capelli

A menudo se dice que los problemas principales de la cárcel son la violencia y la inactividad. Para responder a estos problemas, la cárcel de Mont-de-Marsan, en el suroeste de Francia, ha pasado dos años experimentando un concepto que surgió hace 10 años en Mansilla de las Mulas, León: los módulos de respeto. Dos de los cuatro edificios de la cárcel se administran de la forma tradicional, mientras que los otros dos módulo de respeto.

Los internos tienen las llaves

Un preso por celda, cada uno con sus llaves, las puertas abiertas y un ambiente limpio y tranquilo - este es el aspecto de los módulos de respeto. Según los periodistas que han visitado el lugar, la diferencia entre el edificio normal y el de "respeto" es impresionante. Limpio, ordenado e incluso con flores, mientras que en el edificio de al lado abunda la basura en todas partes. Sin gritos ni golpes en las puertas de las celdas, la sensación que se vive dentro de los módulos de "respeto" es de calma total.

"Libertad, claramente no tenemos", admitió Farid, encarcelado desde hace 8 meses, "pero es mucho más relajado".

Iniciados en Francia por Sophie Bleuet, la directora interregional de servicios penitenciarios, y André Varigon, el director de la cárcel de Mont-de-Marsan, los módulos de respeto debían mejorar varias cuestiones de la vida cotidiana en la cárcel.

Para André Varigon, que los presos tengan mayor libertad de movimiento a cambio de un comportamiento más respetuoso es una ventaja para todos.

Por eso, "a cambio" de una mayor libertad de movimiento (todas las puertas del edificio están abiertas de 7 a 12:30 y de 13:30 a 19) los internos tienen que respetar una serie de reglas casi militares: a las 7 ya deben estar despiertos y con la cama hecha y comienzan cada día limpiando sus celdas y duchándose. Luego participan por lo menos en 25 horas de actividades por semana, incluido el trabajo voluntario dentro de la cárcel, marchar y algunas otras actividades que a menudo organizan los propios presos.

Tensión reducida

André Varigon, el director de la cárcel, dice que este sistema les ayuda a mantenerse ocupados y les inculca una responsabilidad que facilita su transición a la sociedad, pero también reduce la tensión entre los reclusos y el personal y redefine el trabajo de los guardias de prisiones, que frecuentemente acaban siendo los "titulares de las llaves".

En la práctica, parece que funciona, pues ha reducido los permisos de enfermedad por cuatro y el número de procedimientos disciplinarios, es ocho veces menor que el del edificio de al lado donde siguen el método tradicional. Otra señal de éxito es la que expresan los propios presos, que dicen que se sienten mejor y más útiles que cuando estaban bajo el otro modelo de detención.

Todos los que participan en el programa son voluntarios, seleccionados en base a una carta de motivación y una entrevista. El módulo funciona con un sistema de puntos "buenos" y "malos". Por robo, violencia, insultos o posesión de artículos no autorizados, como drogas o teléfonos móviles, la sanción es automática: el regreso a la detención clásica.

Y todos saben lo que pueden perder: el acceso al patio o al gimnasio en horarios extendidos y los fines de semana; puertas abiertas todo el día; Mmás calidad de higiene en toda la instalación; más acceso a las Unidades Familiares; y, sobre todo, una celda propia.

De hecho, de los 860 reclusos en los módulos de respeto, cerca de un 40 por ciento de la población total de Mont-de-Marsan, solo 140 han sido excluidos desde enero de 2015, y algunos pueden volver a participar en el programa "si demuestran que puede ajustarse a las reglas".

Defectos

A pesar de sus aparentes ventajas, el modelo también ha recibido críticas, pues se considera muy eugenista, e incluso segregacionista.

Solo los "mejores" reclusos pueden solicitarlo: los que no hayan tenido sanciones disciplinarias en los últimos meses.También están automáticamente excluidos los presos que se considera radicalizados y aquellos con trastornos mentales. El sistema de puntos buenos y malos también ha recibido críticas por considerarlo muy infantil.

Por otra parte, los módulos de respeto no proporcionan ningún tipo de apoyo adicional dirigido a la reinserción en la sociedad, ya que solo disponen de un funcionario de inserción y libertad condicional para cada cien presos, igual que en la detención tradicional.

El modelo parece eficiente y prometedor, tanto para los presos como para el personal, pero existe el temor de que las cárceles, a largo plazo, carezcan de un espacio donde "devolver" a los presos que se comportan mal o que el hacinamiento de una cárcel acabe aumentando necesariamente el número de presos por celda en los módulos de respeto, frustrando así el sentido del programa.

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