Democracia y Justicia

Los trabajadores migrantes aportan miles de millones a la economía italiana

Un nuevo informe desmiente algunos mitos sobre los trabajadores extranjeros: lejos de robar los empleos de los ciudadanos italianos, los migrantes generan grandes beneficios a la economía y al sistema de pensiones de Italia.

by Tommaso Fusco

La Fundación Leone Moressa presentó el 18 de octubre la Séptima edición de su Informe Anual sobre Economía de la Inmigración en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional (MAECI). "La dimensión internacional de las migraciones", publicado con la colaboración de CGIA Mestre y el patrocinio de OIM y MAECI.

Según los datos proporcionados por la Fundación Moressa, en Italia residen 5 millones de migrantes regulares. De estos, el 47.8% están empleados y en 2016 aportaron 130 mil millones de euros a la economía italiana, es decir, el 8.9% del PIB nacional. Con estos datos, podemos apreciar la participación de los migrantes en la fuerza de trabajo de Italia: si comparamos con el PIB de otros países europeos, los trabajadores extranjeros en Italia constituirían la decimoséptima población productora, por delante de países como Croacia y Hungría.

Los migrantes no quitan el trabajo

Los datos recopilados en el informe desmontan algunos de los argumentos centrales de la narrativa antimigración.

Los migrantes no roban el empleo a los italianos; en realidad, los italianos y los migrantes suelen trabajar en diferentes campos. Entre los migrantes, solo el 11% tienen el graduado de educación secundaria, mientras que entre los jóvenes italianos este porcentaje es del 31%; esto conlleva diferencias en el empleo, pues el 37% de los extranjeros ocupan puestos no cualificados (frente al 8% de los italianos) y el 38% de los empleos cualificados los cubren italianos frente a un7% de extranjeros.

Como recordó Tito Boeri, presidente del sistema de pensiones italiano, en la presentación, los trabajadores extranjeros son cruciales para las pensiones italianas. De hecho, Italia es un país que envejece con una tasa de natalidad negativa y actualmente hay una media de siete nacimientos y once muertes por cada mil habitantes cada día. Los trabajadores migrantes, que pagan 11.5 mil millones en contribuciones, proporcionan un saldo positivo para los fondos del INPS.

Una fotografía de la integración en Italia

Como señala el informe, el 59% de los trabajadores extranjeros están ubicados en el norte del país, le sigue la región central y el sur de Italia, con 26,1% y 14,9%, respectivamente. Lombardía y Emilia-Romaña son las dos regiones con la mayor proporción de trabajadores extranjeros: en Emilia-Romaña, la contribución al PIB de los trabajadores extranjeros es la más alta en Italia.

Como mencionamos, más del 30% de los migrantes regulares en Italia realizan trabajos manuales no cualificados. De los más de 130 mil millones de euros del PIB que genera el trabajo de lso migrantes, casi la mitad procede del sector servicios, mientras que al menos 26 mil millones de euros segeneran en el sector industrial, que emplea al 17,5% de los trabajadoreds extranjeros.

En el sector de la construcción los migrantes aportan 12 mil millones de euros al PIB, en el comercial 11 mil millones de euros y en servicios de hoteles y restaurantes casi 10 mil millones de euros.

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Además de mostrar el impacto económico y fiscal de la inmigración en Italia, la edición de 2017 de este informe muestra también la situación internacional para ofrecer una perspectiva más amplia. Hay 250 millones de migrantes en todo el mundo, de los cuales más de 65 millones son migrantes forzados. En Europa, se registraron más de un millón de solicitudes de asilo en 2016, de las cuales casi el 60% se realizaron en Alemania.

Un aspecto interesante que revelan los datos proporcionados por la Fundación, y que subrayaron los representantes de la OIM y ACNUR que participaron en la presentación, son los datos sobre las remesas que envían los trabajadores extranjeros en Italia a sus países de origen.

En 2016, las remesas ascendieron a 5,1 mil millones de euros, o el 0,30% del PIB, generando un impacto positivo en los países receptores, desde Moldavia hasta Senegal o Filipinas, y suponen decenas de puntos porcentuales en el PIB de los países de destino. Mucho más que la cantidad asignada por el gobierno italiano a la ayuda al desarrollo, que constó solo de 2.900 millones el año pasado, o el 0,17% del PIB de Italia.

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