En septiembre de 2015, un bielorruso casado con un lituano solicitó a las autoridades migratorias de Lituania que se le permitiera residir en aquel país junto con su esposo.

La ley sobre la Condición jurídica de los Extranjeros no plantea obstáculos formales a la reunificación de los cónyuges del mismo sexo. Los extranjeros casados con ciudadanos de Lituania tienen derecho a un permiso de residencia por motivos de reagrupación familiar.

La ley define a los familiares como cónyuges o parejas de hecho registradas, hijos menores de edad y niños adoptados. La ley no especifica que los miembros del matrimonio en cuestión deban ser de sexos opuestos.

El Departamento de Migración, confrontado por primera vez a una solicitud de estas características, rehuyó tomar una decisión y pidió al Ministerio del Interior (responsable de la formulación de políticas de migración en Lituania) que aclarara las medidas que debían tomarse en esta situación.

El Ministerio del Interior consideró que no debía darse ningún permiso en este caso. En su opinión, dado que el Código civil de Lituania prohíbe las uniones entre personas del mismo sexo, sería imposible registrar a los cónyuges en el Registro Civil, lo que a juicio del Ministerio constituye un requisito necesario para la obtención de un permiso de residencia, aunque la ley sobre la Condición jurídica de los Extranjeros no lo estipula.

El Departamento de Derecho Europeo del Ministerio de Justicia llegó a la conclusión opuesta. En su opinión, quienes contraen matrimonio con un ciudadano de la UE deben poder gozar de los derechos que les corresponden en virtud de la directiva 2004/38/CE relativa a la libre circulación de personas, independientemente de su su sexo, orientación sexual, raza, religión o cualquier otro aspecto.

Finalmente, el Departamento de Migración rechazó la solicitud, razonando que puesto que el matrimonio es ilegal de acuerdo a la legislación lituana, es imposible reclamar la reunificación familiar. El solicitante presentó entonces un recurso ante el Tribunal Regional de Vilnius.

Tras examinar el caso en una sesión a puerta cerrada, el mencionado tribunal de primera instancia se mostró de acuerdo con los argumentos presentados por el Departamento de Migración y desestimó el recurso del ciudadano bielorruso.

Débil presión pública

"Cuando hay que lidiar con temas relacionados con la homosexualidad en Lituania, la opinión pública aún prevalece sobre el principio de claridad y seguridad jurídica", afirma Natalija Bitiukova, directora adjunta del Observatorio de Derechos Humanos.

"Esta decisión atenta contra las legítimas expectativas de los demandantes. Para obtener un permiso de residencia, la persona en cuestión debe cumplir con los requisitos establecidos en la ley sobre la Condición jurídica de los Extranjeros y, en este caso, se han reunido de hecho todos los requisitos."

De acuerdo con Bitiukova, aunque no fueran reconocidos como cónyuges a efectos civiles, incluyendo el derecho de herencia, no era eso lo que solicitaban al Departamento de Migración. "Lo que en realidad pedían era ser reconocidos como familia para obtener un derecho mucho más limitado pero no menos importante, el de poder residir legalmente en la República de Lituania. Y es un derecho que en realidad les corresponde de acuerdo con ley sobre la Condición jurídica de los Extranjeros".