Más de 150.000 refugiados llegaron a italia el año pasado y muchos, especialmente familias y madres solas con hijos, continúan luchando por superar los interminables obstáculos a la integración.
El Centro Astalli presentó recientemente su informe anual sobre la situación de los solicitantes de asilo y los refugiados que han llegado a Italia en los últimos 12 meses.
El objetivo del informe es hacer un balance de los servicios prestados a los refugiados, las dificultades que han vivido y las posibilidades de integración en Italia.
Integración social
En 2015, 152.842 refugiados llegaron a Italia, aunque algunos siguieron su camino hacia algún otro país europeo, otros trataron de buscar protección en el país.
Los refugiados todavía se enfrentan a muchas dificultades en Italia, especialmente las familias y las madres solas con niños pequeños. Cuando llegan al país, todavía les queda un camino muy largo hasta poder ser autónomos e independientes.
Se ha logrado un cierto progreso a la hora de proporcionar centros de acogida de emergencia, Italia ha conseguido ofrecer 100.000 plazas de acogida, pero los procesos de integración social, que incluyen el acceso a una vivienda segura, formación profesional y becas, todavía no se han desarrollado.
Por eso el informe insta a todas las instituciones relevantes a que faciliten que los refugiados puedan disfrutar de una integración adecuada y ser independientes.
Demasiados obstáculos
El informe también señala los múltiples obstáculos administrativos y burocráticos a los que se han tenido que enfrentar los refugiados en 2015. Se han establecido nuevos criterios y procedimientos sobre direcciones ficticias, registro civil o cuotas de permisos de residencia -un verdadero obstáculo para las familias de refugiados- que les complican todavía más la vida.
Por ejemplo, uno de los asuntos más problemáticos en estos momentos es la nueva tarjeta sanitaria: ahora los refugiados desempleados (es decir, casi todos) no tendrán acceso a la asistencia médica gratuita, lo que complica todavía más su situación de salud.
Todas estas barreras y obstáculos burocráticos generan una sensación de exclusión muy fuerte e incomprensión hacia los refugiados. Italia realmente tiene que ponerse las pilas y acoger e integrar más adecuadamente a sus refugiados.