A la luz de la muerte de Fidel Castro y la creciente represión contra el movimiento democrático en Cuba, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo deberían preguntarse si el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) que se firmó ayer es realmente lo mejor que puede hacer la UE para promover los derechos humanos y la democracia en Cuba.
Este informe se centra en la política que la Unión Europea ha venido desarrollando hacia Cuba en los últimos años, tal como figura en el ADPC. Analizamos el papel que juega el acuerdo en el contexto de la situación política actual en Cuba y lo comparamos con la política anterior, tal como se define en la Posición Común de la UE sobre Cuba, adoptada por el Consejo de la UE en 1996.
No espere reformas de derechos humanos
También compararemos las formas de abordar los derechos humanos y la democracia en el ADPC con Cuba y en el Acuerdo de Asociación que se firmó en 2012 con seis países de Centroamérica. Véase el informe "Tan solo un Diálogo sobre Derechos Humanos".
El aumento de la represión política comenzó justo después de finalizar las negociaciones en marzo y de la visita del presidente Obama a la isla un par de semanas más tarde. Esto debe interpretarse como una consecuencia de la confianza del gobierno tras haber establecido con éxito un nuevo marco de relaciones con la comunidad internacional sin tener que cambiar su sistema político
Este informe concluye que la estrategia del gobierno cubano en los próximos años es transparente y no contempla reformas en el sistema político ni en cuanto a derechos humanos.
Si comparamos el ADPC con el Acuerdo de Asociación firmado por la UE con seis países de Centroamérica en 2012, resulta evidente que las exigencias de democracia y derechos humanos en Estados formalmente democráticos son mucho más altas que en Estados autoritarios como Cuba
Transferencia de poder
Desde esta perspectiva, el acuerdo más bien complementa la estrategia del gobierno de transferir el poder político de la generación revolucionaria a sus herederos políticos, y el poder económico a manos de los militares, en lugar de promover una agenda de derechos humanos como afirma la UE. El gobierno cubano puede por lo tanto cumplir con el ADPC sin cambiar nada sustancial en lo que respecta a los derechos humanos.
Al defender el status quo en Cuba, la comunidad internacional también está deslegitimando la estrategia del movimiento democrático de trabajar por el cambio de forma no violenta.
Los ciudadanos frustrados pueden perder la fe en el cambio pacífico y abogar por la violencia. En caso de que se produzcan esas circunstancias, la comunidad internacional tendría que intervenir.
Un mal traspiés
El acuerdo, sin embargo, no es solo un traspiés en relación con Cuba, sino también frente a otros gobiernos autoritarios. Si la UE afloja sus exigencias hacia un país autoritario, será aún más difícil impulsar el cambio en otros.
Recomendamos a los miembros del Parlamento Europeo que no den su aprobación al acuerdo.
Para más información, consulte los siguientes enlaces:
http://m.diariodecuba.com/derechos-humanos/1481159010_27260.html (en español)
https://www.civilrightsdefenders.org/sv/news/open-letter-to-eu-on-cuba-negotiations/ (en inglés)