El Consejo de Europa publicó su último informe en SPACE (Estudios de Estadística Penal Anual). La situación italiana mejoró durante el último año pero sigue sin ser totalmente satisfactoria: las cárceles continúan superpobladas y las condiciones de vida siguen siendo críticas.

El hacinamiento en las cárceles italianas fue condenado por elTribunal Europeo de Derechos Humanos en 2013, cuando sancionó a Italia por violar el artículo 3 de la Convención Europea, que prohíbe la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes.

El tribunal dio a Italia un año para mejorar la situación. Hoy, un informe SPACE reciente muestra que el país ha logrado parcialmente el objetivo y que la superpoblación ciertamente ha disminuido, pero eso no significa que el problema haya sido resuelto.

De hecho, a pesar de las declaraciones favorables del ministro de Justicia, Andrea Orlando, que se comprometió a resolver totalmente el problema, todavía hay mucho por hacer. Actualmente hay más de 54.000 reclusos para 45.000 plazas, lo que coloca a Italia en el puesto número 11 de la clasificación europea de superpoblación carcelaria.

La madre de todos los males

Este problema no puede ser ignorado porque tiene graves consecuencias para la vida de los presos. De acuerdo con el observatorio nacional de prisiones Antigone, algunos de ellos viven en celdas de menos de cuatro metros cuadrados, su salud es generalmente desatendida y no tienen acceso a proyectos de educación o trabajo adecuados.

Las difíciles condiciones carcelarias también conducen a la violencia y los suicidios: el 27,5 por ciento de las muertes en las cárceles italianas son suicidios, mientras que la media europea es de 11,2 por ciento. Estas cifras reflejan claramente la necesidad de lograr un cambio en el sistema penitenciario de Italia.

Muchos delitos de drogas

El Informe Anual de Estadística Penal también pone de manifiesto que el 34,7 por ciento de los presos italianos han sido detenidos por delitos de drogas, frente a solo un 16,5 por ciento en el caso europeo. Los delitos de drogas son el principal motivo de encarcelamiento en nuestro continente.

Este hecho muestra que ya es hora de pensar en la despenalización de los delitos menores vinculados a los estupefacientes y en reformar la política de drogas, lo que brindaría también una solución (parcial) al problema del hacinamiento en las cárceles, especialmente en Italia.