No es la primera vez que el gobierno húngaro pone en marcha una campaña de odio a nivel nacional para ganar apoyo popular y fortalecer su posición en alguna cuestión política concreta.
Hasta ahora, los carteles que apelan al miedo solo han aparecido en páginas web gubernamentales, pero, según se acerca el referéndum, es probable que este tipo de mensajes aparezcan en distintos lugares de todo el país.
Mientras que algunos miembros de los partidos gobernantes han admitido que el resultado no supondrá una fuerza convincente en Bruselas, las apuestas siguen siendo altas para sus impulsores: resultaría humillante no superar el umbral de validez de un referéndum que ha sido promovido precisamente por la coalición gobernante, Fidesz-KDNP.
La Hungarian
Civil Liberties Union, como en
anteriores campañas nacionales contra los inmigrantes, denuncia firmemente la
propaganda de odio promovida por el Estado.