Tecnología y Derechos

​#ToObeyOrNotToObey: El problema de la obligación política

La mayoría de las personas (también nosotros en Liberties) cree que hay que obedecer las leyes de sus respectivos países, no solo por razones prácticas, como evitar el castigo, sino también por razones éticas. Pero a veces la infracción está justificada.

by Orsolya Reich

Para la mayor parte de las personas, obedecer la ley, en la mayoría de los casos, es lo correcto. Y si no se está de acuerdo con la ley, lo que hay que hacer es pasar por los tribunales para que puedan ratificar su legalidad o convencer a la sociedad y a los políticos de que hay que cambiarla.

Hacer lo correcto

Esto no significa que infringir la ley siempre sea injustificable. Como señalamos en el primer artículo de esta serie, en ciertas situaciones, una persona puede encontrarse en la situación de denunciar un acto ilícito o corrupción, y debería tener derecho a una protección: por ejemplo, cuando la única forma de revelar públicamente que su empleador -que puede ser una agencia gubernamental- ha malversado millones de euros, es robar y filtrar información confidencial. Los denunciantes se encuentran en una situación en la que su ética les fuerza a violar la ley, pues la razón moral de denunciar la corrupción supera la razón moral de obediencia dgenneral a la ley. Por este tipo de casos, es precios contar con un marco legal que les dé una protección adecuada.

Cuando los filósofos hablan sobre el "problema de la obligación política", se refieren a que, si bien hay un acuerdo más o menos general de que existe el deber moral de obedecer la ley simplemente porque es la ley -y no porque sea éticamente correcta o justa- no existe un acuerdo sobre de dónde viene ese deber moral.

Obligación política

El Critón de Platón (360 a.C), el diálogo en el que Platón nos presenta las razones de su maestro Sócrates para no huir de Atenas, fue sin duda la primera investigación filosófica sobre la procedencia de nuestras obligaciones políticas (el deber de obedecer la ley).

En 399 a.C., Sócrates fue acusado de impiedad y de corromper la moral de los jóvenes de Atenas y condenado a muerte. Como relata su alumno Platón en Critón, los amigos de Sócrates organizaron su fuga, pero él optó por quedarse y beber la cicuta fatal. Los argumentos que dio para quedarse y aceptar su castigo aún figuran en las discusiones contemporáneas sobre el origen de la obligación política.

Primero, Sócrates argumentó que su larga residencia en Atenas muestra que ha llegado a un acuerdo con las leyes de la ciudad y se ha comprometido a obedecerlas. Este argumento es muy similar a las teorías de consentimiento moderno de la obligación política, que presentaremos en el tercer artículo de esta serie.

En segundo lugar, Sócrates apeló a la idea del juego limpio. Sostuvo que si desobedecía la ley, esto sería maltratar a sus conciudadanos, pues se convertiría en un aprovechado de sus esfuerzos por mantener el Estado de derecho. Este argumento es muy similar a las teorías de igualdad de obligación política que exploraremos en el cuarto artículo de esta serie.

En tercer lugar, Sócrates argumentó que debía mucho a las leyes de Atenas, por ejemplo, su educación y crianza, entre otras cosas. Así que sería un error desobedecer sus leyes ahora que no lo benefician. Este argumento es parecido a las teorías sobre la gratitud en la obligación política que veremos en la cuarta parte de nuestra serie también.

Teorías propuestas

El Critón de Platón no solo fue el primer trabajo filosófico que analizó los fundamentos de las obligaciones políticas, sino que también fue el único que hubo durante siglos. La filosofía solo retomó el tema en la Edad Media. En ese momento, las llamadas teorías del mandato divino gobernaban el campo ideológico, según las cuales había que obedecer al gobernante, por mandato de Dios. El siglo XVII dio origen a las teorías del contrato social, cuyo argumento era que nosotros (o nuestros antepasados) acordamos ciertas reglas para asegurar una coexistencia pacífica entre todos los miembros de la sociedad. Desde entonces, se han propuesto varias teorías distintas. Las teorías de membresía, por ejemplo, que argumentan que nacer en una sociedad concreta conlleva obligaciones, como nacer en una familia concreta. Una vez que ha sucedido, te guste o no, tienes obligaciones hacia el resto de los miembros de tu familia. Lo mismo se aplica para el Estado en el que naces. Las teorías del deber natural sostienen que, simplemente porque haber nacido humanos, tenemos ciertas obligaciones mutuas. Respetar las leyes es una de esas obligaciones. Analizaremos las teorías de membresía y las teorías del deber natural en la quinta parte de esta serie.

También hay teóricos que sostienen que no tenemos ninguna obligación moral general de obedecer la ley. Analizaremos también estas teorías, que derivan de lo que se llama el anarquismo filosófico, en nuestro último artículo.

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