El 24 de agosto, un devastador terremoto sacudió el centro de Italia, dejando casi 300 muertos y miles de personas sin hogar. Una de las ciudades históricas más bellas de Italia, Amatrice, quedó casi completamente destruida, y todo el área alrededor del epicentro gravemente afectado.
Los refugiados ofrecen su ayuda
Los refugiados albergados en el centro de Ascoli Piceno fueron de los primeros a ofrecer su ayuda tras el terremoto. El lugar donde están viviendo se encuentra a tan solo 80 kilómetros de distancia de Accumoli, el epicentro del terremoto.
Letizia Bellabarba, una coordinador de GUS, la organización benéfica que proporciona acogida y asistencia a los refugiados involucrados, explicó que la idea se les ocurrió a ellos: "Me dijeron que Italia les había acogido y ayudado y ahora les tocaba a ellos ayudar a los italianos".
Cerca de 50 solicitantes de asilo acogidos por GUS ofrecieron su ayuda y se han puesto a trabajar coordinados por el Departamento de Protección Civil italiano.
El dinero de bolsillo para las víctimas
La solidaridad se ha extendido por toda la península, empezando por el sur: en la región sureña de Calabria, más de 70 refugiados y solicitantes de asilo han decidido renunciar a la cantidad diaria que reciben para gastos personales (el llamado "dinero de bolsillo") de dos euros, para ayudar a los sobrevivientes.
Estos gestos pueden parecer una gota en el océano, pero su valor va mucho más allá de su impacto tangible, es una demostración de que la solidaridad y la humanidad realmente no tienen fronteras.
Ojalá este tipo de iniciativas sirvan para luchar contra los estereotipos y las ideas equivocadas acerca de los refugiados y migrantes.