Desde febrero 2016, cada vez más migrantes intentan solicitar asilo en Hungría, lo que ha llevado a una situación difícil de gestionar en las zonas de tránsito.
En las zonas de tránsito de las ciudades fronterizas húngaras de Röszke y Tompa, los solicitantes de asilo pueden realizar su solicitud, aunque solo se registra a 30 personas por día, y a veces incluso menos. Esto provoca unas colas de 100-150 personas, mientras que las autoridades húngaras, a pesar de sus obligaciones internacionales, no proporcionan ni comida, ni agua ni instalaciones sanitarias.
La ayuda llega
Los solicitantes de asilo a veces tienen que esperar días en condiciones intolerables en las zonas de tránsito húngaras. Según los reporteros de Volunteers on Rise, se separan a niños de sus familias porque no pueden demostrar con documentos su identidad, y tampoco se evita que los niños pequeños esperen durante una semana o más en zonas de tránsito.
Por si fuera poco, y para empeorar las cosas, las ONG húngaras que tratan de ayudar a los solicitantes de asilo in situ, tiene prohibido por ley prestarles cualquier tipo de ayuda, aunque Szeged Migszol, una ONG local que apoya a los migrantes y solicitantes de asilo, y ACNUR, han logrado evadir las restricciones y llevar agua, comida, medicinas y productos de higiene a los migrantes.