Quienes esperaban que esto fuera un acontecimiento decisivo, deben haberse quedado muy dececpionados tras el cierre de la Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU.
El primer día, en el plenario de apertura, UNGASS adoptó un documento final pobre y vago, sin que se diera un debate. A partir de ahí, los debates plenarios y mesas redondas que vinieron después, que se suponía que iban a arrojar nueva luz acerca de los distintos esfuerzos que se están realizando en el mundo para el control de drogas, quedaron en palabras vacías, sin ninguna capacidad de impacto real en el sistema.
El movimiento se ha hecho oir
Para muchas ONG, UNGASS fue una experiencia desagradable. La dirección de UNGASS cambió las reglas sobre el acceso a las reuniones cada día, por lo que los representantes de la sociedad civil tuvieron que hacer cola durante horas para poder entrar, y muchos incluso perdieron el espacio que tenían para hablar ellos mismos.
Sin embargo, hubo un nivel de participación de la sociedad civil sin precedentes, a menudo caracterizado por formas de expresión de las emociones que no son comunes en ambientes tan formales como el de la ONU, por ejemplo: el aplauso o abucheo de las ONG a los ponentes, que causó mucha vergüenza a algunos diplomáticos.
Hubo muchisimas actividades paralelas, desde mítines a instalaciones de arte, organizadas a la vez que UNGASS, donde los ponentes de las ONG protagonizaron las intervenciones más serias y contrastadas pero también las más animadas en los plenarios y las mesas redondas. La voz del movimeinto se hizo oir, ¡y eso es algo de lo que podemos sentirnos orgullosos!