Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha desestimado las acusaciones de haber abandonado el plan para reubicar a refugiados bajo cuotas nacionales. Afirma que sigue comprometido con intentar resolver las cuestiones migratorias "con solidaridad y corazón", a pesar de admitir en su discurso anual sobre el estado de la Unión, que la solidaridad no puede imponerse desde arriba. Cuando se señaló la aparente división entre los Estados de Europa del este y del oeste en cuanto a la aceptación del plan de cuotas, Juncker pidió paciencia: "Para que nazca el amor, hay que darle tiempo".