En la actualidad hay en el mundo cerca de tres millones de personas en prisión preventiva.
Prisión sin juicio y por tiempo indefinido: el coste humano puede ser inmenso. Es evidente que, en algunos casos, es necesario encarcelar a una persona durante un tiempo después de la detención: por ejemplo, para garantizar la conservación de una prueba vital o proteger a testigos clave. Todos los Estados deben defender el derecho a la libertad y usar la prisión preventiva como último recurso y solo cuando se justifique adecuadamente.
Visualiza y comparte este vídeo para invitar a todos los agentes, incluidos gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y expertos independientes, a trabajar juntos para desarrollar y poner en práctica alternativas a la prisión preventiva.