El caso pasó por tres tribunales antes de resolverse, lo cual plantea serias dudas sobre la eficacia del sistema judicial italiano.
La justicia italiana ha absuelto a Roman Ostriakov por intentar robar un poco de comida en un supermercado de Génova en 2011. El hombre, que vivía en la calle, intentó robar un trozo de queso y unas salchichas para poder comer algo (por el valor de 4 euros en total).
El Tribunal de Casación italiano no ha considerado que Ostriakov cometiera ningún delito, según la sentencia: una persona que, empujada por la necesidad, roba en un supermercado una pequeña cantidad de alimentos para hacer frente a la "necesidad ineludible de alimentarse a sí misma" no debería estar está sujeta a ninguna sanción. Este fallo sienta un importante precedente legal que puede tener consecuencias en futuros casos.
Tres pasos para un final evidente
Pero han hecho falta tres sentencias hasta que se ha hechos justicia. De hecho, Romano Ostriakov fue condenado en el primer juicio a una sentencia suspendida y una multa de 100 euros. El tribunal de apelaciones que llevó su caso, confirmó la sentencia anterior, pero su abogado presentó un nuevo recurso, alegando que los hechos solo probaban un intento de robo y no un robo real.
El caso llegó finalmente al Tribunal de Casación, el último nivel de la justicia, que estimó que el hombre sin hogar no era culpable porque actuó guiado por la necesidad, y cerró el caso anulando las sentencias anteriores, pues no consideró que el robo por hambre fuera un delito.
La conclusión es justa, pero el tiempo que ha tomado llegar a ella ha sido inexplicablemente largo. Han transcurrido cinco años desde que ocurrió el
incidente en el supermercado hasta que llegó la sentencia del Tribunal de Casación.
Lo que resulta alarmante es el enorme despliegue ante un robo tan ínfimo Este caso muestra por qué es
el momento de preguntarse sobre el sistema jurídico italiano, su
eficacia y su lentitud.