Observatorio de la UE

Otro caso de violencia policial, una nueva condena para Hungría

A Victor Stanciu, de 60 años, la policía le sacó de su casa y le llevó a la comisaría de policía núm. 19 de Bucarest, donde le golpearon, supuestamente por negarse a mostrar su identificación.

by Dollores Benezic

Cuando Stanciu acudió a los tribunales rumanos para obtener justicia, se le denegó. Los jueces estimaron que el abuso físico que sufrió no fue lo suficientemente severo como para constituir "maltrato" según el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH).

El caso Victor Stanciu c. Rumanía (70040/13) llegó al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en 2013. Tras escuchar el caso, el Tribunal de Estrasburgo no estuvo de acuerdo con las conclusiones de los jueces rumanos, y falló a favor de Stanciu y en contra del Estado. Este caso se añade a otros más en los que Rumanía recibe una condena por violencia policial, una cuestión que está pendiente de abordar desde hace mucho tiempo.

Golpeado y enviado a casa

Un vecino se quejó a la policía de que Victor Stanciu había sacado algunas cosas de su casa y las había dejado en el pasillo común mientras pintaba las paredes. Aunque no hubo ningún altercado entre el vecino y Stanciu, en la noche del 11 de diciembre de 2011, dos policías de la comisaría de Bucarest no. 19 aparecieron en la puerta de Stanciu, que se encontraba durmiendo. Cuando abrió la puerta, le pidieron que les mostrara una identificación. No le dijeron ni quiénes eran ni por qué estaban ahí.

Como no le dieron ninguna razón para mostrar su identificación, bromeó con ellos y les respondió: "en otro momento". Esto enfureció a los agentes, que irrumpieron en su apartamento, le arrojaron al suelo y le esposaron. Asustada por el comportamiento agresivo, la compañera de Stanciu les trajo su tarjeta de identidad, la de la pensión por discapacidad y una tarjeta que muestra que participó en la revolución rumana de 1989. Los agentes de policía se lo llevaron a la comisaría con todos los documentos. Según Stanciu, allí le golpearon con puños, pies y porras en casi todas las partes de su cuerpo. La paliza, por lo que recuerda Stanciu, duró aproximadamente 10 minutos.

Después de golpearle, los agentes le dejaron solo en una habitación. Stanciu dice que no pudo encontrar la fuerza suficiente para pedir permiso para ir al baño y se orinó encima. Al verlo, uno de los agentes le dijo: "Será mejor que te vayas a casa antes de que dejes esto hecho un asco".

En su lugar, se dirigió al Instituto de Medicina Forense, donde los profesionales médicos encontraron rastros de violencia en su cuerpo que "podrían haber sido producidos por golpes con un objeto duro" y le informaron que necesitaba cuatro a cinco días de cuidados.

La investigación acuasa a la víctima

Poco después de los hechos, Victor Stanciu presentó una denuncia formal contra los agentes de policía. Diez meses después del incidente, la policía llevó a cabo una breve investigación sobre su alegación. El fiscal asignado al caso decidió no presentar cargos penales contra los acusados de abuso físico. La investigación se basó en las declaraciones de los dos policías y en el testimonio inapropiado e inexacto de un vecino, quien afirmó (sin haber estado presente en la comisaría) que Stanciu no fue golpeado.

Victor Stanciu at APADOR-CH’s headquarters. (Image:
        APADOR-CH)

En la investigación señalan que Victor Stanciu es conocido por ser una persona violenta y muy bebedor. Sin embargo, no se presentó ninguna prueba que apoye estas acusaciones, e incluso si las hubieran presentado, no justifican la violencia policial a la que estuvo sometido Stanciu.

Además de su maltrato físico, Stanciu recibió una multa de 100 lei (22 euros) por "negarse a proporcionar la información necesaria para verificar su identidad". Asimismo es digno de mención que la documentación oficial de la multa no menciona nada sobre la presunta agresividad de la víctima.

Stanciu presentó una denuncia contra la policía porque no había hecho nada que justificara la violencia utilizada en su contra. Los jueces rumanos que juzgaron su caso lo aboron de la misma forma que los investigadores, es decir, no hicieron nada para intentar aclarar las circunstancias que condujeron a la violencia, a pesar de que el fiscal no negó el uso de la fuerza contra Stanciu. Los jueces, que reconocieron el uso de la fuerza, lo eludieron alegando que está justificada en situaciones en las que un detenido intenta rechazar las esposas.

En su sentencia señalan que las heridas en el cuerpo de Victor Stanciu podrían haber sido causadas cuando se cayó mientras estaba esposado.

Según el tribunal rumano, "Para que exista delito de tortura, los hechos tienen que ser de cierta intensidad y duración a fin de cumplir con los elementos requeridos de dicho delito según lo dispuesto en el artículo 267 ind.1 del Código Penal, y aquí no se da el caso".

La sentencia del Tribunal Europeo

Victor Stanciu presentó una denuncia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 2013, le representó el abogado Nicoleta Popescu, de la Asociación para la Defensa de los Derechos Humanos en Rumania -Comité de Helsinki (APADOR-CH), organización miembro de Liberties. Denunció la violación del Artículo 3 (prohibición de la tortura y los tratos inhumanos y degradantes) y del Artículo 13 (falta de una investigación eficaz) del Convenio Europeo de Derechos Humanos, ya que bajo la ley rumana no se pueden impugnar las conclusiones de un fiscal. Además, como en tantos otros casos en los que se denuncia la violencia policial, los jueces rumanos no declararon culpable a ningún agente de policía.

En su sentencia, el TEDH recordó que, en estas situaciones, la carga de la prueba recae sobre el Estado. El Tribunal de Estrasburgo también dictaminó que en este caso, ni la investigación ni el juicio fueron suficientes para establecer lo que realmente sucedió. La investigación, llevada a cabo demasiado tarde, no prueba que el solicitante haya sido violento de ninguna manera; solo se pudo establecer que fue irrespetuoso con los agentes. Además, la investigación no recoge los detalles de la fuerza utilizada contra Stanciu: cómo se le inmobilizó y qué acciones o instrumentos pudieron haber causado las heridas en su cuerpo.

El Tribunal de Derechos Humanos dictaminó que el artículo 3 del CEDH había sido violado en el caso de Stanciu, pues la fuerza utilizada en su contra cumplía la definición de tortura o trato inhumano y degradante. Asimismo dictaminó que el Estado no llevó a cabo una investigación efectiva para descubrir y castigar a los responsables de la violencia. Según el fallo, el Estado rumano tendrá que pagar a Victor Stanciu una indemnización de 9,000 euros, más los costos del juicio.

Puedes encontrar datos sobre abusos cometidos por la policía rumana aquí.

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