Activistas checos exigen que la UE deje de subvencionar a la empresa que gestiona una granja porcina en el lugar donde estuvo el antiguo campo de concentración para romaníes, cerca de Lety u Pisku.
Los activistas exigen que la granja se cierre y que se construya en el lugar un monumento en memoria de las víctimas romaníes del Holocausto.
"La solución a la escandalosa situación actual podría ser muy fácil. Descubrimos que la granja de cerdos levantada en el escenario del genocidio romaní es beneficiaria de los subsidios agrícolas de la UE. Sin estos subsidios, las pérdidas y la quiebra llegarían en muy poco tiempo", afirma Miroslav Brož, de la organización romaní Konexe.
Según Jan Michal, director de la Representación de la Comisión Europea en la República Checa, es claramente un tema sensible, pero cada país tiene que decidir cómo se relaciona con el pasado.
"La Comisión Europea gestiona la política agrícola común. Los beneficiarios individuales, sin embargo, son determinados por cada Estado miembro", escribió en respuesta.
Palabras vacías
Los activistas que tratan de cerrar la granja están acostumbrados a las palabras vacías de los políticos.
"Nunca hubo la más mínima voluntad política real [para comprar y derribar la granja]. Las promesas pasadas, en nuestra opinión, sólo sirvieron para tranquilizar a la comunidad internacional de defensa de los derechos humanos", dijo Brož.
La gran granja de engorde fue fue construida en Lety en 1973 y adquirida por una empresa privada después de la caída del régimen comunista.
Hace tiempo que la República Checa soporta críticas de las instituciones internacionales por poner una granja porcina en un sitio conmemorativo. Los sucesivos gobiernos han intentado encontrar una solución, incluyendo diversas declaraciones de que el Estado compraría la granja y la destruirla. Según las estimaciones, el coste alcanzaría cientos de millones de coronas checas.
De acuerdo con un censo, unos 6.500 romaníes y mestizos vivían en el antiguo protectorado nazi de Bohemia y Moravia. Después de la guerra, menos de 600 regresaron de los campos de concentración; los expertos estiman que los nazis asesinaron hasta al 90 por ciento de la población romaní local de antes de la guerra.