Democracia y Justicia

Italia aplaza una nueva ley de ciudadanía - ¿llegarán a ser italianos con derechos un millón de personas?

El parlamento italiano ha decidido no aprobar la nueva ley ciudadana basada en el ius soli, alegando que no contaba con suficientes votos. Ahora existe un verdadero riesgo de que no se apruebe nunca.

by Ilaria Giacomi

En los últimos meses, el gobierno italiano ha estado debatiendo la legislación relativa a los derechos civiles con el objetivo de proteger e incluso mejorar los mismos. Sin embargo, la mayoría de estas propuestas jurídicas no han contado con la aprobación necesaria y se han dejado de lado, y ahora que la actual legislatura está llegando a su fin, es muy improbable que se vuelvan a retomar.

Derecho de sangre

Una de las propuestas jurídicas más importantes que se ha debatido en el Parlamento es la ciudadanía. En la actualidad, la ley italiana sigue el principio de ius sanguinis: es decir, la ciudadanía se adquiere al nacer si al menos uno de los progenitores es italiano.

Esta ley impide que los nacidos y criados en Italia de padres extranjeros se conviertan en ciudadanos italianos. Solo a partir de que cumplan dieciocho años, pueden solicitar la nacionalidad, si cumplen una serie de requisitos.

Muchas organizaciones de derechos civiles, incluida la Coalición Italiana por las Libertades Civiles y los Derechos (CILD) han estado abogando desde hace tiempo para cambiar la ley actual al principio de ius soli, que otorga a cualquier persona nacida en el territorio de un Estado el derecho a la nacionalidad o a la ciudadanía.

Proponen una ley de ciudadanía más integral y justa que tiene en cuenta los derechos civiles de cerca de un millón de personas que viven en el país, de los cuales más de 800.000 son menores de edad.

Independientemente de que hayan nacido y crecido en Italia, estas personas siguen discriminadas cuando se trata de derechos relacionados con la ciudadanía.

Un ius soli debilitado

La propuesta legal final debatida recientemente por los diputados era un ius soli moderado, modificado por el Parlamento a través de varias enmiendas.

Esta ley limitaría mucho el alcance del concepto de ius soli: los recién nacidos solo serían considerados ciudadanos italianos si al menos uno de sus progenitores es de un Estado miembro de la UE y vive legalmente en Italia desde hace más de cinco años.

Para los progenitores de fuera de la UE, se aplicarán requisitos adicionales: una cantidad mínima de ingresos anuales, una vivienda estable y dominio de la lengua italiana.

Otra forma de obtener la ciudadanía italiana a través de la ley propuesta era a través de ius culturae: los menores de 12 años podrían convertirse en ciudadanos italianos si han vivido en Italia durante cinco años y han completado al menos un ciclo escolar. Para los menores de más de 12 años, se requieren seis años de residencia.

¿Aplazada... para siempre?

A pesar de las enmiendas que se realizaron a la propuesta original de ius soli, que claramente tenían por objeto limitar el acceso a la ciudadanía italiana para que no se alejara mucho de la ley actual (quizá en un intento de lograr un consenso político para el proyecto de ley) el primer ministro declaró recientemente que no había suficientes votos para garantizar su aprobación, y aconsejó posponer la cuestión hasta que el Parlamento se reuniera de nuevo tras el receso de verano.

Pero las organizaciones no gubernamentales y los grupos que defienden los derechos civiles son bastante escépticos acerca de la posibilidad real de que una ley de este tipo vuelva a ser votada más adelante, ya que se avecina un debate sobre el presupuesto nacional al que los legisladores seguramente dedicarán toda su atención cuando vuelvan a reunirse.

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