Cientos de migrantes, la mayoría de Etiopía y Eritrea llegan a Roma y no encuentran ningún lugar al que acudir.
Para muchos jóvenes, niños y mujeres embarazadas, agotados del largo trayecto hasta Italia, solo ha habido un lugar donde han podido acudir: la Experiencia Baobab.
La Experiencia Baobab
Nacido como centro cultural de Eritrea, el Baobab comenzó a acoger a migrantes hace más o menos dos años, tras el desalojo de los campamentos cercanos a la estación Tiburtina de Roma.
Cubrió el vació causado por las autoridades romanas que se dedicaron a desalojar a los migrantes de los campamentos y viviendas improvisadas sin ofrecerles ninguna opción de alojamiento.
La Experiencia Baobab se convirtió en un punto clave de recepción y acogida de los migrantes que pasaban por Roma, llevado a cabo por voluntarios y personas preocupadas por la gravísima situación de emergencia humanitaria.
Hace unos meses, la Experiencia Baobab fue desalojada por el comisario extraordinario de Roma, Francesco Paolo Tronca, generando de nuevo la misma situación:cientos de migrantes en las calles sin ningún lugar donde acudir.
La organización humanitaria Medici per i Diritti Umani (MEDU) ha condenado la situación dramática que se está viviendo y ha hecho la siguiente declaración:
"En estos momentos en Roma, cientos de migrantes del Cuerno de África están abandonados en la calle en condiciones inhumanas. Se trata de hombres jóvenes, mujeres y chicas embarazadas que llegaron hace unos días a nuestro país tras un dramático viaje a Roma, y no han encontrado ningún tipo de acogida institucional. Cientos de personas se ven obligados a dormir literalmente sobre el asfalto, en condiciones insalubres y antihigiénicas".
Ahora MEDU está proporcionado la primera asistencia médica que han recibido, mientras voluntarios y ciudadanos les llevan comida a los migrantes.
Las instituciones se esconden
Las apelaciones a las autoridades municipales, incluida la nueva alcaldesa, Virginia Raggi, pidiéndoles que tomen medidas para tratar de solucionar una situación que amenaza con empeorar, han sido infructuosas.
Los voluntarios han añadido una demanda propia: "Necesitamos comida. Hoy hemos sido capaces de alimentar solo a una parte de los migrantes en Via Cupa, unas 150 personas de 300. Las instituciones se esconden. Pedimos a los ciudadanos, personas individuales, panaderías, asadores y restaurantes que nos ayuden, que nos traigan comida que no han vendido o cualquier donación espontánea que ayude a proporcionar comidas.