La cárcel de Brescia lanza un silencioso pero conyuntente mensaje: pañuelos rojos tras los barrotes exigen que se ponga fin a la violencia contra las mujeres, un problema que en Italia no ha hecho sino aumentar en los últimos meses, lo que preocupa tanto a las instituciones como la sociedad civil. "En Italia, la violencia contra las mujeres sigue siendo un problema fundamental, pero resolverlo es una obligación internacional", afirma Rashida Manjoo, relatora especial de las Naciones Unidas sobre violencia contra las mujeres.