Magarita Ilieva, directora del Programa de Defensa Legal del Comité Helsinki de Bulgaria (BHC), escribió una carta abierta a la Defensora del Pueblo búlgaro, instándola a que investigue la constitucionalidad de la ley recientemente aprobada.
A finales de septiembre, Bulgaria se convirtió en el último país en prohibir el uso de velos que cubran la cara en público. La ley se ha dado a conocer en los medios de comunicación como la "prohibición del uso del burka".
Islamofóbica y sexista
El BHC considera que la prohibición adoptada es discriminatoria pues afecta de manera desproporcionada a las mujeres musulmanas. No respeta la Constitución nacional, la legislación internacional de los derechos humanos, ni las normas recomendadas por las instituciones internacionales y ONG. De acuerdo con muchos científicos sociales, esta prohibición es también un requisito previo para la radicalización de las comunidades musulmanas.
Ilieva define la ley como islamófoba y sexista, ya que, por una parte, afecta de manera desproporcionada a la comunidad musulmana más que a cualquier otra; y por otra parte, afecta solo a las mujeres. La prohibición permite que el Estado interfiera de manera desproporcionada en su vida personal y privacidad.
El Estado, al negar la soberanía personal de estas mujeres, está arrogándose el papel de su tutor, creyendo que sabe mejor que ellas cómo deben vestirse y desestimando su voluntad personal. Estas mujeres deben ser libres de vestirse como quieran, como expresión de su identidad.
La ley está en conflicto con una recomendación del Consejo de Europa que indica que las prohibiciones indiscriminadas no son aceptables, así como con la postura de las ONG internacionales y la Estrategia de la UE para luchar contra la radicalización y el terrorismo 2015-2020, aprobada por el gobierno de Bulgaria.
Radicalización
En definitiva, Ilieva señala que, según los analistas sociales, estas prohibiciones marginar a los musulmanes y, en lugar de prevenir la radicalización, la fomentan. El aislamiento social y la exclusión, la discriminación, la condición de inmigrante o las experiencias negativas, así como la marginación de un grupo concreto al que pertenece un individuo, son todos factores de radicalización.
Por lo tanto, al incitar un sentimiento anti-musulmán y reprimir a los musulmanes, la ley probablemente cause confrontación entre distintos grupos de nuestra sociedad. Las organizaciones terroristas, para atraer más seguidores, alega que las sociedades occidentales oprimen y discriminan a los musulmanes.
Y esta ley está aquí para darles la razón.