La función principal de los ministerios en Hungría es llevar a cabo las decisiones del gobierno. Cuando el gobierno toma una decisión, tras considerar una serie de alternativas igualmente aceptables desde un punto de vista profesional, el ministerio pertinente elaborará la legislación correspondiente, ya sea una ley o un decreto.

La administración central, por el contrario, es responsable de ejecutar de forma rutinaria las funciones repetitivas que requieren competencia profesional en contraposición a la toma de decisiones políticas.

Ahora, con la reciente integración de la administración central en los ministerios, las dos funciones -políticas y profesionales- se entremezclan, lo que causará muchos problemas.

¿Por qué el hecho de que los ministerios pierdan su independencia supone un problema tan grande?

Básicamente por tres razones. El primer peligro yace en el poder de control de las decisiones de las autoridades.¿Cuál es el mayor peligro para la legitimidad e independencia de las decisiones de las autoridades? La política, por supuesto. Cuando la toma de decisiones se integra explícitamente en los ministerios, incluso la apariencia de independencia se pierde.

De ahora en adelante, básicamente nada podrá garantizar que no se castigue a los enemigos políticos, ni se podrá detener la concesión de licencias a los negocios de amigos o a proyectos de interés político prioritario.

El segundo peligro es la pérdida del control profesional. Por ejemplo, la autoridad responsable de preservar el patrimonio hasta ahora ha podido impedir la autorización de obras que suponen la destrucción de monumentos. Al fusionar las responsabilidades profesionales con las politicas, se pierde la oportunidad formal de tomar decisiones independientes.

El tercer peligro es la confusión de responsabilidades que implica esta unión de los organismos. Por ejemplo, ¿cómo puede un representante de los derechos de los pacientes tomar medidas contra un hospital si trabaja en el Ministerio de Salud y este lo único que ha hecho en el último tiempo es reiterar una y otra vez que "la atención sanitaria funciona perfectamente bien".

¿Por qué solo es bueno para el gobierno y cuáles serán las consecuencias?

Las instituciones que se han creado son gigantes y sencillamente incontrolables: ningún líder puede gestionar una organización con un personal de miles de personas, ocuparse de cuestiones organizativas y profesionales, o estar al tanto de quién debería hacer qué. Por lo tanto, la eficiencia no será uno de los resultados de este nuevo sistema, que lo que hará será cerrar la puerta a la corrección de la toma de decisiones y prácticamente paralizará la administración pública.

No existe un solo argumento administrativo o político que justifique esta transformación, el único motivo que lo impulsa es el control total del poder político.

La administración pública ya está acostumbrada a esperar pasivamente a que lleguen las órdenes de arriba. En un sistema como este, nadie se atreverá a dar un paso sin tener el consentimiento del ministro.

No nos atrevemos a imaginar cuál será el resultado de esta apisionadora. Pero ya anticipamos que, como organización de vigilancia de derechos humanos, el 2017 nos va a traer más trabajo todavía.